viernes, 25 de julio de 2008

Los trastos (y III). Final feliz

En capítulos anteriores. Alguien dejó olvidado un carrito con los trastos de torear. Un ayuda de mozo de espadas (o incluso un mozo de espadas) quiso aprovechrse de la situación pero fue sorpredido por un fotógrafo desocupado.

novela 3

Cuando el carrito se hundía en la zozobra y su matador ya lo daba por perdido, apareció su legítimo cargador, quien, cómo no, también tuvo un gesto de sorpresa para la cámara del desocupado fotógrafo.

Coqueto él, decidió adoptar una pose natural con el secreto afán de aparecer en una de las revistas del cuore taurino. Para su desgracia, el desocupado fotógrafo sólo llega a su blog (claro, si trabajara ya habría prosperado algo).

Aún así, desconocedor de la situación, el ayuda del ayuda del ayuda del mozo de espadas se marchó en busca del callejón entonando alegre y esperanzado una torera canción y empujando como si nada los kilos y kilos de trastos de su matador.

¡FIN!

Nota esperanzadora: Espero que pase mucho tiempo hasta que vuelva a publicar otra tontería de este calibre.



1 comentario:

Yannick Olivier dijo...

: )

No, lo contrario, sigue asi !